14.11.15

Escribir lo cotidiano. Día 19/100

Una tos de varios días nos llevó el sábado en la noche a una farmacia. Al bajar del carro, estaba en la banqueta un gatito asustado, perdido, huyendo de los pasos apurados de la gente. Le hablé y me siguió, aunque con desconfianza. Después de pasar a la farmacia, al regresar, el gatito ya estaba en el carro. Ámbar lo acariciaba y lo tapaba con una cobija. Arvo estaba emocionado. Nos lo llevamos a casa para no dejarlo solo ahí. En el camino, el gatito prendió el motorcito y se quedó dormido en mis piernas. Esa noche le llamamos Yoko (esa mañana R lo había bautizado sin conocerlo) pero ahora su nombre es Hu. Esa noche (sábado), podría llamarse también efecto mariposa. Pero también es sólo sábado.

No hay comentarios.: