9.3.24

Algo sobre los saltos, la codependencia y sobre ser

Solo se gana lo que se atraviesa, nunca lo que se salta. El ego se transforma en ser solamente si el ego se ha vivido y después se ha transformado. Los saltos actúan como boomerangs: cree uno estar ahí definitivamente, pero más tarde o más temprano se retorna. En cambio, si se atraviesa, no se regresa. Lo mismo sucederá contigo. Cuando conquistes tu independencia, podrás entregarte sin sentir que te pierdes. En cambio, si saltas hacia la entrega sin antes haber ganado tu ser, sentirás que te desperdicias, que te sometes.

-Jacobo Grinberg

1.2.24

Las maravillas que se encuentran en el mundo

QUÉ FÁCIL SERÍA para esta mosca,
con cinco centímetros de vuelo
razonable, hallar la salida.

Pude percibirla hace tiempo,
cuando me distrajo el zumbido
de su vuelo torpe.
Desde aquel momento la miro,
y no hace otra cosa que achatarse
los ojos, con todo su peso,
contra el vidrio duro que no comprende.
En vano le abrí la ventana
y traté de guiarla con la mano:
no lo sabe, sigue combatiendo
contra el aire inmóvil, intraspasable.

Casi con placer, he sentido
que me voy muriendo; que mis asuntos
no marchan muy bien, pero marchan;
y que al fin y al cabo han de olvidarse.

Pero luego quise salir de todo,
salirme de todo, ver, conocerme,
y nada he podido; y he puesto
la frente en el vidrio de mi ventana.

—Rubén Bonifaz Nuño

16.1.24

amor infinito

* la maternidad es un concepto y un hacer. es un hacer que me enseñaron como hacer mucho, hacer de más. con mirada curiosa llevo años traduciendo la piedra que me entregaron como estafeta y que al mismo tiempo es la entrada al club de las cargadoras, de las mujeres "buenas" pero agobiadas. contrasto mi herencia con mi experiencia, con mi realidad y no me cuadra por completo todo el tiempo. a veces, la madre abnegada en mí, se asoma. mientras tanto, la conciencia en mí barre las creencias, hace limpieza interna y selecciona los objetos/creencias que ya no le sirven para sacarlos. todo esto sucede mientras dos seres junto a mí contrastan la teoría: a veces la confirman, mas la mayor parte del tiempo la complejizan y profundizan.  si pudiera resumirlo, mi experiencia como madre podría llamarse: aprender a ser el amor incondicional. 
pareciera que "amor incondicional" se parece al sacrificio. sin embargo creo que se parece más a lo contrario: es la voluntad más profunda la que me mueve. la conciencia más abierta la que aparece para decirme que sólo tal cosa puede existir cuando incluyo a mi persona en esa fórmula. cuando me amo tan incondicionalmente que aprendo a amar sin sacrificio ni abnegación, cuando me atrevo a ir más allá de las historias previas y me aventuro en el bosque de encontrar cómo ser y experimentar el amor amor amor.
es una búsqueda en la que no hay mapa, pero sí hay muchos indicios; y cada vez más, cuando aprendo a verlos.
el amor incondicional que me enseñan mis hijos es grande e inmenso. me siento honrada por la vida por haberme entregado esta experiencia.

*durante mucho tiempo he necesitado espacio para ser. de niña soñaba que volaba y sentía/recordaba esa ligereza de la liberación y respiraba el cielo abierto. ahora creo que ese espacio me es natural y tal vez entonces lo recordaba con una mayor claridad. ya más encarrilada en esta vida, se ha ido la costumbre de soñar el vuelo, mas mi mente terrestre lo recuerda tan claramente que creo que ya no es necesario estarlo soñando. ese espacio vital del alma es "interrumpido" por esta forma de vida; a veces así me parece.
sin embargo, aunque no lo recuerdo claramente,  vine a este mundo como a una gran escuela. una escuela efectiva, de experiencia inmersiva que me ha parecido en muchas ocasiones justo lo contrario a ese espacio de cielo abierto en vuelo: un lugar de obstáculos molestos. gran contraste querer fluir y encontrar la pared del juicio, del debería, del así no. gran piedra querer agradar al mundo. gran liberación saber que el agradar es un tanque que no tiene fondo (y por lo tanto tampoco llenadera, como dicen las mamás).
ya que me dejo de pelear con los obstáculos, viene cierta ola de energía y sensación de poder y esperanza. dejarme llevar en ello me ayuda a regresar a mi origen y encuentro que estar ahí es un alimento para mi espíritu. luego viene una paradoja: me dejo de pelear y los obstáculos cambian. corrijo: no sé si es mi mirada la que cambia o son ellos, pero se sienten de otra forma. y eso hace una gran diferencia. tal vez esa sensación es la mirada terrestre a la libertad, o sea la libertad posible a la que se puede acceder desde este mundo o desde este nivel.
a otros niveles, libertad es ser. ser porque sí, sin explicaciones ni ajustes ni peros.
ser internamente, congruencia. 
ser territorialmente, tener espacio para el error propio y la consecuencia propia.
¡qué terrible amar con control y no permitir ser a nuestros seres queridos! es el amor que puede parecer amor pero que no se siente como amor ni remotamente.
respiro.
el camino inicia con el amor propio. ese que nos ilumina el camino para poner límites e identificar nuestras necesidades claramente para poder poner límites claramente, para abrir/cerrar la puerta de lo que se quiera dejar entrar, y no tener pase libre a lo que sea.

...continuará, se editará, se alargará y cortará. por hoy es así.

12.9.23

tierra mojada

mi olor favorito es el de la tierra mojada, hoy lo escribí en una página random que me encontré en un momento de procrastinación. corte a: estoy a medianoche escribiendo en mi compu, abro un poco más la ventana y...sí: aquí está ese olor. 
no tengo idea si va a llover, pero justo inicio mi cuenta regresiva interna para mi cumpleaños con este momento en el que el calor se interrumpió para traer una noche fresca, prelluviosa y como tomada de un otoño de verdad. con viento y toda la cosa.


*
hoy se me antojó regresar a mis minúsculas. y me siento como en casa.
día de minúsculas y de que arvo part cumpla 88 en este mundo. y de olor a tierra mojada. y de estar aquí.
una semana de soltar objetos y una cuenta regresiva que busca ser consciente.
¿qué más se puede pedir?





7.9.23

Paz-ciencia

La paciencia es un don que a veces creo tener y del que a veces creo carecer. Me asomo a esta estación en la que "hago tierra". Me voy a vivir la vida y regreso a decir aquí ando, todo bien, así va la vida. Querido blog: nuestra relación ya cumplió la mayoría de edad (la de México e incluso la de Estados Unidos) y aquí seguimos. Paciencia.
¿Por donde continuar?
Gracias a Dante Pérez Ramos, ganador del Concurso de Cuento Universitario 2023 del CUT, del que fui jurado, quien ayer en la ceremonia de premiación me nombró este espacio y con ello recordé venir a escribir. Gracias a todo lo que me recuerda regresar.
Aquí estoy escribiendo y apurándome porque mi vida me dice allá afuera que "I'm late, I'm late". Y yo como conejo de Alicia en el País de las Maravillas, corro con mi reloj en el cuello.
Como hace años: tengo mucho qué contar. Mi comentario sobre la paz-ciencia lo resume todo.

18.4.23

Bosque oscuro. Ahora sin prisa.

Los momentos difíciles en la vida los comparo con la sensación de estar en un bosque oscuro en medio de una noche sin luna y querer atravesarlo. Seguramente se escuchan sonidos de animales grandes y pequeños en la incertidumbre de cada paso. Conozco muy bien esa sensación de sentirme atrapada en ese lugar y temer al punto de pánico dar el siguiente paso, sentir que tal vez delante se encuentra un abismo que ahora me parece invisible. Estar habitando ese miedo es a veces también olvidar que en la bolsa traigo una pequeña lámpara, que es mi atención, y que si la enfoco, ésta puede alumbrar un poco, por lo menos el paso presente y el siguiente. Más allá no hay lámpara que alumbre, solo la de la fe; pero ésta solo asegura que será una gran aventura.

Me siento triste. La novedad es que esta vez estoy triste sin prisa.

28.2.23

Lo que sucedió

Ya sé qué sucedió. Todo esto es porque recordé quién soy. La del bosque, la de la escritura, la del piano, la que baila y respira profundo; ella vino y se encontró con la que vive en esta dirección, con la que dio vueltas en el huracán y, como pudo, se trajo completa. Creo que eso es lo que pasó. Quiero entender tanto verde en las ramas, tanta vida junta. Alegría profunda, o algo parecido a ella. Estoy asomada al borde de mí misma. Necesito sol y lo estoy escribiendo ahora. Suspiro por el logro de reconocerlo.

Escribe la dueña del sobrepensar, quien también tiene los superpoderes de sobrepercibir y sobresentir. En vías del sobredecir. Ahora en tercera persona para seguir las normas debidas de APA 7, jeje. Todo sea por el proceso de investigación-atención que se llama: hogar.

La palabra hogar, hoguera o fogón se refiere al lugar donde se enciende fuego, generalmente con leña, en una casa y que por lo general suele estar ubicado en el lugar común de la casa que hace de cocina y comedor al mismo tiempo. Esta palabra proviene del vocablo latino focāris, derivado de focus, fuego en español. Siendo este el punto central de la casa y donde las familias hacen vida, se terminó llamando hogar también al lugar o casa donde residimos.

El origen de la palabra hogar se remonta al principio de la cultura occidental. El culto al fuego era uno de los primeros y más importantes de los antepasados griegos y latinos, y de muchos pueblos indoeuropeos. En cada casa siempre había una hoguera que solía estar en el centro de cada casa sinónimo de pureza, vida y protección. La familia, por razones tradicionales y de necesidad de luz y calor se congregaba entorno a él. Mucho se relacionaba con ese fuego a la diosa Estía, entre los griegos.

El hogar es el fuego. Escribe, con el cuerpo vibrando, la sobreviviente de heladas e incendios.

.

*Lo que está en esta letra fue tomado de una página web de la que no tomé los datos.


Terminar un libro

Es cierto que un libro no se termina de escribir. Es como una rama que se corta de la obra literaria de alguien. La rama decide dónde despegarse del tronco cuando recibe la fuerza de la mano.

Varias veces he sentido esa sensación de soltar después de ponerle punto final al libro. Hoy, al hacer unos ajustes, sentí que esta versión ya es la final. Me siento nostálgica, liberada al mismo tiempo. Algo parecido al vacío, algo que creo que no tiene palabra (todavía).

Quiero celebrarme de alguna forma. Caminar y un café, por ejemplo. Ver el mar, por ejemplo. Ver el bosque sería la celebración perfecta. Esa será en unos meses. No tengo evidencia de ello pero lo sé.

Por ahora: caminar + café + mar.


27.2.23

Esta también soy


Esta soy yo en la cabaña en el 2009. Hoy me asomo para traerme algo que dejé debajo de esas cosas. Diré que lo que se me olvidó es la música, pero no es exacta esta afirmación. Solo es una canción que hoy me atreví a escuchar con presencia para compartirla. Mucho de lo que está ahí ya no existe: las fotos de esa pared y los sueños de entonces. Mucho de lo que está ahí también está aquí: la escritura, el claroscuro, la lámpara y la madera. También no sé cómo ha sucedido pero mi mirada es la misma.
Sigo de noche aquí en un lugar con una lámpara escribiendo. Hoy escribí que tal vez vine al mundo a nombrarlo. Creo que sí, que así es. Tal vez eso sigue uniendo a estas dos que escriben, la de entonces y la de hoy. Eso y una canción que sigue vigente. 🌿✨

26.2.23

Bosque en mi ropa

Traigo pegado el bosque en alguna parte de la ropa o de la piel. Tomo mi café de la mañana y el vapor lo es también de nubes de laderas infinitas que se pierden tras el pasillo de mi casa. La humedad me convoca a todas horas mientras envío correos electrónicos y me conecto a zoom. Las ramas a veces tapan la visibilidad de mi cuerpo a la cámara de la computadora y solo me dejo enverdecer por el rocío en gotas que me cubre el cuerpo súbitamente. 

Hace unos días convoqué a mi alma y mis cuerpos a una fiesta. Salieron ya listos apenas mi voz los nombra; perfumados con sus mejores galas de montaña enraizada en bosques claros. Desde entonces me tiene intranquila el sonido de los grillos, las ranas. Traigo luciérnagas en el cabello y se me cruzan entre las manos a cada rato. Mis piernas corren a abrazar la ladera de las palabras que he dejado cada vez para más al rato. Mis brazos se abrieron a hacer angelitos en los cerros de palabras, a acostarse en ese justo momento que dejé pausado hace algunos años. 

Bosque, a ti pertenezco y me perteneces. No como un objeto que se transporta sino como ríos que convergen y luego se dividen por otro tramo. Soy también esos sonidos de noche, soy el amanecer fresco de tantos días. Me doy cuenta que algo dejé en aquellas latitudes. Perlas, ámbares y tal vez respiraciones más profundas. Las nombro y me aparecen en las manos. 

El bosque en mi ropa. En mi desayuno. En mis historias. 

Y sí, me atrevo a volver a construir la casa. To build a home, como en aquel tiempo. Esta vez más mío y justo en mi lugar.




25.2.23

Regreso a casa

Regresar a casa es mi verdadero trabajo. Desaprender para no quedarme pegada en cosas que no quiero. 

Cambiar la historia que ha sido dar unos pasos y pegajosearme en las cosas, dar otro y atascarme en el lodo. Despegajosearme, desatascarme; y no solo por una vez sino llevar mi ser al camino opuesto. ¿Hacia dónde?

Encontrar el lugar, la coordenada donde soy y no salirme de ahí, porque ahí es donde me voy a encontrar lo que es. Sea lo que sea que me encuentre, ahí es donde quiero y necesito y disfruto y merezco estar. Solo ahí es donde soy, ¿qué más grande motivo para seguir el camino?

Las cosas que tú buscas te buscan, sí. Te buscan en tu domicilio, no fuera de casa. 

Eso me digo. Eso es. Ser en mí. A favor y a pesar de todo.

Esta noche de lluvia me refresca la voluntad. 

*

La vida me quitó por unos días la movilidad geográfica. Un cristalazo en el carro y lluvia es una combinación curiosa que acepto al saberme no dueña del mapa completo por ahora. La vida me guía: yo me dejo llevar. Ok, sin carro este fin de semana. Gracias por todo. Supongo que esto también forma parte del gran rompecabezas de esa figura que todavía no logro reconocer. Frente a mi mesa de piezas hay un azul, hay un verde y también el rojo está presente. Bienvenido mi cuerpo seas a esta historia. Ya estabas en ella, pero ahora eres el elemento de honor.








Esto podría llamarse "Rugido de voluntad"

La plenitud de ser quien soy sucede solo en mi lugar. Estos días  de pronto se revelaron estas palabras como si por primera vez hubiera escuchado este concepto. Esta vez lo veo como en esos darse cuenta de los que buscamos en gestalt. Visto desde ahí, mi reto es claro: permanecer en mi lugar. Mi reto es no moverme una vez que logre estar ahí. 

En estos días también he sentido impulsos a salirme de mi lugar. De repente los he "cachado" en el aire: quiero mandar un mensaje, llamar la atención, contar de más sobre mi proceso, ese impulso lo siento fuerte, urgente, casi necesario, como algo que me bulle. Es una inercia como si eso hubiera estado haciendo durante varias vidas continuas y mi cuerpo y mi lógica ya es automática en ello. Y al mismo tiempo de observarlo, siento la imperiosa necesidad de detenerme, como si una parte de mí estuviera observando hacia otra coordenada en la que descubrió un amanecer muy claro. Esta vez me detengo, respiro, hago lo que creo que corresponde, lo que me nace de la voluntad recién construida.

En estos días también he conectado esto con eso que llaman "lo femenino". ¿Y si la contención femenina fuera esto? Me suena a que, si no son lo mismo, están emparentados. Me siento como estudiante del propedéutico en la materia y me asumo en ese lugar de lleno. Estoy tan acostumbrada a actuar, que no actuar me parece un gran reto. Aprendí a hacer, lo aprendí mucho y de muchas maneras. Ahora ser en los destellos que tengo de ello, se vuelve un reto monumental. Siento que mi papel en este momento es la inmovilidad en el sentido de no salirme ni un centímetro de lo que soy. Embonada en mí, quiero quedarme, hacer de ese mi lugar-jardín, mi centro de operaciones. Y sí, desconfío de mis propias decisiones y a veces en el fondo no quiero parpadear para no distraerme con las mariposas en el estómago que me dan. Muchos hilos me jalan todavía: historias, prejuicios, teorías, autoconmiseración.

Sin embargo, y a pesar de todo, he sentido esto como un rugido de voluntad: Permanecer y dejarme atravesar por la vida. Quiero y necesito que los hilos que me encuentren sean justo los que ya iban a cruzar por el centro de quien soy. Solo esos. Únicamente esos. Claros y oscuros, abiertos, cerrados y siempre luminosos (porque hay claridad en la sombra y viceversa). Todos esos hilos quiero que sean bienvenidos por mi ser, mi corazón, mi espíritu, mi pensamiento y mis cuerpos. Quiero convertirme en un hilo certero de la vida y solo ser ello. No encuentro mejores palabras para expresar esto. Mientras me hago un poco más diestra en este lenguaje, así lo digo y es lo más cercano que encuentro a la estación de lo que es.

El reto: mi ser pegajoso. Esa parte de mí que da un paso y se atasca, que llega a cada estación y quiere hacer vida en ella para siempre. Necesito probar quién soy más allá de esa parte que se queda en el medio paso y se amarra a las cosas como evidencia del mundo. Una plática como evidencia de mi existencia. Relaciones confirmatorias de que existo. Cotidianidad torcida cinco grados para que fluya. He tenido a montones de eso, que parte de mi sistema ya no lo traga.

Me gana en esto la curiosidad de lo desconocido y la necesidad como sed urgente: Soy como Odiseo. Avanza mi barca, voy amarrada al mástil, con las ganas de que esta vez suceda como dijo Julio Torri: Como iba resuelto a perderme, las sirenas no cantaron para mí. Eso, sabiendo que sí, que es solo una posibilidad. Pero sabiendo que lo que se pierde es la vida y lo que se puede ganar es también la vida entera.

22.2.23

Hoy soy el mar

Este ha sido un día extraño. Se me está moviendo el piso y eso puedo sentirlo en mis emociones, en mis ideas, en las cosas que suceden, mi actitud, los encuentros que tengo y lo que decido. Me nacen hojas nuevas en las ramas. Estoy segura de eso.

Hoy ha sido un día en que me he sentido entre intranquila y conectada. Ratos de plenitud y en que todo embona. Los momentos de no saber se sienten como oleadas. Hoy soy el mar de la playa que vi esta mañana.

Encuentro memorable

La vida se vuelve memorable cuando soy presente. Coincidir y resonar es posible cuando estoy. Mi proceso de investigación se ha extendido a mi vida misma. Antes era la escritora o la poeta o la terapeuta, o la jefa, o la reportera. Aunque mi parte más terrenal ama la poesía, creo que mi verdadera vocación es investigarme en la vida. Ahí he encontrado que está todo: la poesía, la escritura, los lazos, los encuentros, la alegría, lo que vale la vida ser bailado, tocado, mirado. Imaginé un estado de plenitud de otra forma: más estructurado, con mayores certezas, en otro cuerpo, con más propiedades y cosas, con mayores habilidades.😂Me gusta descubrir las muchas formas en las que mi pecho explota de vida. Esto también es la vida. Y le digo que sí a las experiencias que vienen con ella. Sobre todo le digo que sí a la vida y sí a acompañarme pasito a paso en ella. Saber que el punto perfecto es justo la coordenada en la que estoy. La iluminada coordenada o la pinche coordenada. Bienvenidos instantes sean.🌿✨

Instante, café, coincidencia. La vida es generosa como el bosque. Qué delicia es no desear nada nada nada más que estar aquí en este instante. Mi parte que aprendió a prevenir para la escasez quiere ponerle un post it a este momento. ¿Y si esta vez no se lo pongo? Lo escribo y me da vueltas del estómago. Vueltas de las emocionantes.

5.1.23

Después del vision board (o tablero de sueños)

Ayer finalizamos nuestro taller de ✨Vision Board, en el que plasmamos cada uno nuestra visualización del 2023. Durante 4 semanas cerramos ciclos y conectamos con nosotros mismos para invocar desde dentro lo que necesitamos para este año. Partimos de que siempre lo que necesitamos es sentirnos de alguna forma. Me explico: cuando necesitamos cosas o que suceda “algo”, en el fondo lo que queremos es sentirnos emocionados, acompañados, valientes, amorosos (colóquese aquí lo que cada uno necesita). 😎¿Qué tal si en el camino de lograr lo que quiero, me enfoco en sentirme hoy de la forma que quiero sentirme? ¿Es posible?

Te invito al experimento, ¿tú crees que es posible? 🤔

Visto desde esa forma, este 2023 es un laboratorio emocionante para experimentar a ver si para mí lo es. 😊Te invito a ensayar a ver si así o asá lo es. Después de todo, tenemos la vida entera (lo que dure) para hacerlo.

❤️ A mí me mueve la idea.

Después de realizar el tablero de visión (o tablero de sueños, o tablero de visión) 🦋 y de verificar si efectivamente plasmé lo que quiero desde dentro, viene lo bueno: el día a día, la gran vía. Habrá tramos en los que no se nos antojará para nada seguir la ruta, y está bien. Lo importante es mantener a mano el mapa 🗺️ y regresar al camino. En esa vía necesitaré recordatorios, herramientas, motivación. 

¡Son tantísimas cosas las que podemos necesitar en el camino! 🎶 A mí a veces me ayuda escuchar cierta música, leer un libro, escuchar un podcast, platicar con un amigo o amiga, ir a terapia, observar con atención mi día, escribir en mi diario, tomar un taller, hacer una lista de mis preocupaciones, hablar con Dios, reacomodar un espacio, vender o regalar cosas que no uso (a paso de bebé voy avanzando en eso), hacer una carta, tener esa plática incómoda con quien no quiero hablar, poner manos a la obra en un punto de lo que está en mi área de procrastinación, comprarme algo bonito, arreglar algo descompuesto...es interminable la lista. 🪶Y por sencillo que parezca, muchas veces se me cierra el mundo y no recuerdo qué puedo hacer.

Por eso, estaré publicando algunos "recordatorios", desde mi página de facebook Paty Blake | Escritura Terapéutica. Te invito a estar cerca.
💃🕺🎶


*El vision board de la imagen lo tomé de la red y no encontré el nombre del autor. Lo pongo solo para ilustrar el tema. Si aparece el autor/a, pondré su nombre.

3.12.22

Vida y epitafio: Que la vida me encuentre viva

 Que la vida me encuentre viva. Que yo encuentre la forma de vivir viva. Que de frente vea la tormenta o la calma. Ver de frente lo que haya. Buscando la forma de arder toda, de vivir sin capas ni en la orilla. Aprendiendo nuevas formas de vida. Que la vida sea vida y que, cuando sea momento, la muerte me beba: la vida despierta y viva que logré vivir siendo.

En esas estoy en los 44 años recientes.

26.10.22

El día de las palabras

Tengo unos 40 años conociendo estas letras. Son las mismas del olor a crayola, las del papel calcante y el lápiz sobre el libro mágico. Redondas y ordenadas, como me gustan. Sobre la hoja parece que el mundo puede tener un orden. Una lista es definida, tiene principio y los finales se marcan con punto. Incluso puedes ahí dibujar el mapa del pensamiento y caber todo en la tierra blanca con linderos cortados con guillotinas. Se puede también abrir y cerrar el cuaderno, descansar de él algunas veces, saber que va en la mochila o la bolsa y sentir que ahí está dicho todo. O casi todo. Porque también llegan momentos cuando las palabras no alcanzan para describir. Y es entonces cuando le toca al corazón ajustarse, sentirse, respirarse. Mientras, la mano en pausa y la tinta dentro de la pluma. Ya llegará el momento, pienso. Llegará el día de las palabras. Y sí, siempre llega el día de las palabras. Afortunadamente. 

14.9.22

Otro verano

La vida dio una vuelta y ya estoy en este verano de otro septiembre. El calor me ataranta la mente y me obliga a reducir las acciones al mínimo. Estoy en modo ahorro de energía mientras me suda la cara. También en modo ahorro de palabras, mientras el abanico hace lo suyo a la velocidad máxima.

Justo ahora mismo escribo estas palabras porque estoy hablando en un relativo pasado. O sea, hoy amaneció el día más fresco y al hablar sobre el calor me estoy refiriendo a ayer y las anteriores dos semanas. Estas son las palabras que no pude decir cuando el botoncito de ahorro estaba activado en mí.

Estoy de regreso en mi blogcito y hablo del clima. Esto suena muy superficial, como cuando te topas a alguien que hace mucho no ves y no tienes muchos temas de conversación y hay un intercambio de frases tipo "¡qué calor ha hecho!". Bueno, con mi blog no sucede esto. Aquí sí siento toda la confianza y siento que nos conocemos mucho después de 20 años (what!) de yo escribirle. Es solo que el verano se ha apersonado tardíamente en Tijuana y es de esas presencias agobiantes y testarudas.

Gracias, escritura porque eres refrescante. Porque al estar aquí vuelvo a escuchar esa voz de quien yo era hace 20 años cuando era bloguera diaria y cuando iba al Turis cualquier día entre semana. Sigo siendo esa en el fondo de mí. Ahora en un cuerpo diferente y también con varias historias agregadas. 

Verano, hazte para allá y deja en paz mi cumpleaños, plis.


26.4.22

Vengo

Vengo a lavarme la cara con agua fresca. El descanso necesario son estas letras que se tejen a partir de la madeja que voy desenredando. Tejo una línea, una superficie. Tejo una hamaca y me meso antes de dormir. Así son estas palabras frescas como las tardes de hamaca bajo los árboles. 

Le pido al agua que aclare las superficies y las ideas. Le pido a esta ventana que deje entrar algo del aire fresco que trata de asomarse. Respiro. Mis manos convocan al agua y al aire. Los demás elementos soy hoy.

Si esta noche fuera el castillo de mis sueños, aparecería ahora un camino enmarcado con hojas, un destino permanente, en la sombra, acolchado y con sábanas limpias. Mis ojos tienen fecha de caducidad pero no la conozco. Mi cuerpo también.

24.4.22

Fuego

Se hizo el silencio en esta casa. Son las 11 de la noche y en este cuarto oscuro me acerco al fuego de la pantalla de mi computadora para contar(me) historias. Llega este momento en el que puedo verme más  claramente, en el que no soy la mamá ni la docente ni la terapeuta ni la poeta. Me gusta este momento de ser solo una persona frente al teclado contestándose preguntas no formuladas.

A esta hora y con este silencio empiezo a notar el sonido del abanico que desde hace horas está prendido.  No se escuchaba antes, como tampoco mis pensamientos ni el sonido de este tecleo. Creo que si lo apago y pongo atención, a esta hora podría también escuchar el mar desde mi ventana.

Hice una pausa para apagar el abanico y sí: se escucha el mar. ¿De cuántas cosas nos perdemos cotidianamente por embarcarnos en el ruido? 

Miro fijamente a las llamas, las veo arder y me veo en el espejo de las letras. Recuerdo aquel año nuevo en el que inicié ciclo prometiéndome arder y arder y no dejarme apagar el alma. Así cada noche se renueva mi promesa, aquí o en el cuaderno. Siempre frente a las palabras.


31.3.22

Asombro

Poco a poco algo parecido al orden se pone en mi primera fila favorita.
Los encuentros son sorprendentes y claros. Celebro las vocaciones de mi brújula.
La vida me llama a cuidar minuciosamente las piececitas con las que se forma mi realidad.
Me queda claro que esta dimensión es otra. Que habito un mundo en el que ya decidí lo que durante años fueron solo sueños o ideas locas.
Asociarse con el cielo hoy no es superlativo. Decir que los planetas se alinearon tal vez fue siempre como decir: congruencia. Estoy vislumbrando esa palabra apenas. Se borra y me regreso a ella.

26.8.21

verano

Transito el verano con ventilador y pluma. De noche me quedo en la orilla del camino. Soy un animal de piel terca y mi palpitación involuntaria no se deja tocar tan fácilmente. 

Aquí estoy de vuelta. Como cada vez. 

18.2.21

Pregunta

¿Qué tiene qué suceder para tener gobernantes que realmente vean por el bien común? ¿Estamos condenados a este nivel de "opciones"? 

Personas honorables del mundo que tengan una verdadera vocación en el servicio público, por favor acudan a él: los necesitamos urgentemente, en todos los niveles, desde hace mucho. 

Personas honorables del mundo que ya forman parte del servicio público: por favor aguanten un poco más, aunque no los reconozcan, su labor hormiga sostiene la esperanza aún en la tormenta.

 

17.8.20

Lunes

Digo “cada vez los lunes...” como si supiera que hay muchos por delante. Hoy despierto recordando, después de haberme tenido presente por la noche. Que cada día sea único. Que lo viva de esa forma. Que aún teniendo una semana y una vida imaginaria por delante, sepa elegir los verbos adecuados.


15.8.20

Veinte veinte

Son ya cinco meses. La cuarentena ha traído regalos y se ha llevado otras cosas sin pedirlas. Se llevó a mi tío Rolando y con él mi levedad interna relacionada con la pandemia. A cambio trajo consigo una vista triste del filo de esta realidad que pesa y corta cuellos. De esta realidad que al mismo tiempo es dulce y pone en su lugar las cosas con su extraña y ácida espada. 

Entre la tristeza y los ojos claros que trae consigo, siento que una parte de mí florece, a pesar y a favor de todo. Las palabras me atraviesan de forma cotidiana y tocan mis cuadernos y mis libros. Me siento movida y colocada en los lugares exactos, compartiendo y explorando la escritura y la terapia a fondo, como a fondo también comparto los días siendo la señora que dirige una casa por ahora ambulante.

Cada cosa me habla de la necesidad de enfocarme. Ahora más que siempre es necesario para mí. Todo lo que distraiga mis intenciones debe quedar fuera. Así, con el mismo agudo y natural filo. Así lo siento.

Hoy es realidad aquello que escribí alguna vez: "caracol en vez de tuerca". Eso soy y quiero seguir siéndolo más que siempre. Agradezco habitar exactamente donde me ha traído mi intuición y la vida. Y sigo pidiendo luz y sabiduría para ser quien soy.

 

💬 Vea usted el siguiente capítulo de la cuarentena que se multiplicó por tres (hasta ahora) y al no definir su duración final se aferra a ser llamada simple y genéricamente: pandemia.

✨Descansa en Paz, tío Rolando. Tu familia te recuerda siempre.


24.4.19

Noche otra vez

Buscarle títulos a la noche se ha convertido en mi tema de escritura.
Soy literal cada vez frente a la pantalla y escribo tristeza con los pulgares.
Literatura no se hace en aparatos sostenidos con dedos en postura de gancho.
Solo verdades pueden escribirse las 1:01 horas, parece.
El silencio que lo aclara. El silencio telón de fondo. El silencio ranura de luz atrapada.
No sé qué título le pondría. Esta noche de finales. De principios paralelos.
Buscarle títulos. Podría llamarse la risa que parece burla.
Podría llamarse escena no sucedida. Podría llamarse en mi silla, sin vino.
Nostalgia. Envidia. Algo cercano a eso.
Podría llamarse sorpresa. El privilegio de encontrar el abismo y asomarse.

Quiero saber que las noches tienen fondo. Tal vez es solo eso.
Y esta que me revolotea el estómago y el alma o algo cercano a ella.
Es como encontrarse la costilla y sentirla porque está rota. Supongo.

29.1.19

Eucalipto y silencio

Silencio. En esta orilla escucho. Agua brota con eucalipto de mis pulmones. Así lo siento debajo de este techo de madera entre el adobe de estas paredes casi centenarias. No. Difícilmente centenarias, pero me gusta pensarlas tan antiguas como mis pensamientos.
En este lugar han pasado muchas cosas. Tiempo-letra ha transcurrido en mis cuadernos a través de los años. Dos seres humanos llegaron al mundo muy cerca de dos colibrís que previamente nacieron en una rama del jardín, aquí junto. Hubo gatos. Uno permanece y otro decidió habitarnos sólo unos días. Muchos sueños cumplieron su ciclo aquí mismo. Florecieron y regresaron a la tierra hechos polvo, quiero pensar que ahora son abono en este gran terreno fresco que imagino que soy.
El silencio parece el mismo. Pero no es idéntico. Ahora tiene frecuencias, variaciones dentro de su quietud. A veces el silencio estalla frente a mí y me golpea la cara. A veces me acaricia y acompaña como gato invisible en mi regazo. A veces es diálogo en las voces de otros que acuden a este espacio. A veces es muy parecido a sólo silencio. Pocas veces, debo decir, se parece a sí mismo. O a lo que entiendo por silencio.
Las paredes tienen la misma pintura, creo. No. Otra vez los recuerdos me engañan o me dejo engañar por los recuerdos. La pintura de entonces se encuentra debajo de una capa más reciente. La pintura de entonces se encuentra sobre otras muchas capas de quienes han querido renovarse en este espacio. Conozco a algunos, no a todos. Pero me gusta imaginarnos a todos conversando en algún lugar de este cuarto. Tal vez sentados, compartiendo nuestras esquinas favoritas y los asuntos que han quedado pendientes por reparar o limpiar. Entre todos formando una foto muy precisa de las posibilidades que tiene este lugar en la mente colectiva y haciendo click para el álbum del tiempo.
Recibo una llamada. Parece provenir del fondo de un túnel o de un país en el que se habla otro idioma. Contesto con monosílabos, como cuando estás de turista en una tierra desconocida. No tengo intención de intentar traducirme. Afuera se oye el canto de un pájaro, tal vez desde uno de los árboles que cubren mi vida. Agradezco su presencia. Gracias, pájaro por estar aquí. Imagino que mis pensamientos dialogan con su lenguaje. Imagino que en otra dimensión mis pensamientos son el humano imaginario que ese pájaro escucha desde la otra orilla en la que piensa en el silencio.


1.1.19

2019

Abrir ventanas y cerrarlas y abrirlas, no es abrirlas todas.
Huésped de sí misma y de sus letras, buscadora de amaneceres y picaportes, pasadizos al aire fresco.
Desde aquí pienso en Emily y en su vestido blanco. En la mesa donde escribía sus cartas, en el cuarto donde alumbraba sus fantasmas. Soy la mano que mueve la lámpara, la mirada que recorre las esquinas de madera vieja, el rechinido de los pasos lentos para no despertar el insomnio en las habitaciones contiguas. 
En este inicio soy también la luz imaginada en la penumbra. El frío más crudo antes del primer calor del día y los colores que van de pálido a brillante con el paso de los minutos. También soy las ganas de claridad y el no saber, coexistiendo en un mismo cuerpo. Soy la confusión y la certeza. La calma inmutable, más adentro. Sobre todo esa calma inmutable que desde adentro se filtra a la superficie y es piel.
Desde este siglo, a tientas y luego con la primera claridad, muevo los marcos atorados; como no sé distinguirlos, todos. Estiro mi cuerpo adormilado, respiro. Lista para la luz del nuevo ciclo. Para lo que alumbre. Que será primero el corazón y luego los ojos tan acostumbrados a la noche. Que será primero el corazón y la respiración profunda. 
Desde mi silla imaginaria y el frío real de este día detecto la ventana precisa. Por la que hoy amanece. Supongo que Emily encontró la suya hace más de cien años. Supongo que para la edad de la tierra apenas será éste el día siguiente.



20.11.18

Compositora de country

Podría hoy convertirme en compositora de country. Ahora entiendo al hombre rana que abría cada mañana su jeep-tienda dispuesto a cantar grave toda la mañana mientras esperaba que alguien parara a hacerse alguna llave en la cerrajería ambulante. Era el swap meet y yo tenía 19 años. La complejidad era material de otro planeta y desembocaba en un diario en el que escribía la mirada que tenía para el mundo. Y describía el mundo que entonces eran mis amigos, la escuela y la casa. El mundo que era yo misma preguntándome continuamente.
Hoy siento un nudo en el estómago que me jala la garganta. Ayer me sentí perdida en un pasillo del Home Depot y eso me puso triste. Luego pensé en los migrantes que dejaron sus casas, que huyeron consigo mismos en sus espaldas. Me sentí culpable por ahogarme en mi pequeña tragedia cotidiana en la que hay un techo y las personas que amo y que me aman están cerca. Las certidumbres están sobrevaloradas. No me gusta el country, pero me asomo a este laberinto de la vida y solo puedo pensar en aquella cerrajería ambulante y su vendedor-cantante.
Ahora mismo un bebé llora. Con todo el esfuerzo que le permite la garganta que le ha prestado esta existencia. No parece tener hambre. No parece tener dolor. Creo que grita porque puede, porque está aquí, porque hay que estrenar la garganta y probar sus alcances.
Soy nudo, soy nube, soy letra y tiempo. En algún mundo paralelo hoy abrí mi cerrajería y canté horas extras, aún sin clientes.