Hace unos años mi maestro Sergio Vázquez nos hablaba de la
importancia de llevar una vida ecológica, en el sentido más amplio de la
palabra. Nos hablaba de relaciones interpersonales, de vida interior y
de decisiones de vida. En ese tiempo creí entender a qué se refería y me
pareció muy bella la forma en la que le dio luz a esa palabra,
cargándola de nuevos significados.
Hace unos días, estaba poniendo-quitando un cartel en la pared y en una
de esas asociaciones extrañas que hacemos en lo cotidiano, recordé a
Sergio y pensé en otras dimensiones de lo que nos decía. Fue como
develar otra parte de eso que nos compartió años atrás. Las mismas
palabras pero más claras. Vida ecológica podría ser una forma de nombrar
mucho de lo que busco. Y me di cuenta de lo increíblemente lejana que
estoy de ello.
Un árbol es un ejemplo perfecto de un sistema en el
que cada función tiene una lógica alineada de forma natural y perfecta
con su ser árbol. La naturaleza misma lo es, pero el árbol me lo
recuerda en una escala humana.
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