14.7.17

"El álbum de las rejas", de Omar Pimienta


La experiencia de cruce: Fronteras que se hilvanan con historias familiares: La vida cotidiana de una persona, de una familia única, pero que puede ser todas las familias en la frontera. Don Marcos de 87 años, viviendo en dos idiomas, con dos nombres y su sentido del humor; expresivo con las manos desde su taller de herrería. Doña Sara, visitas a Disney, recorridos en el freeway, la Libertad, cables que conectan al pasado en este lugar donde la sospecha es parte del engrane que cruje cuando el mundo se mueve. Motores, materiales que vienen y rejas que van, que ponen el recuerdo en colores sepia, o a color, pero con ese desgaste que hoy tienen las fotografías de los setenta-ochenta.
Acompañamos al autor en esta labor de –como él lo describe- detonar un texto a partir de una imagen con la intención de crear una tercera lectura; una entrañable, en la que la vida cotidiana es poesía. Omar, con lenguaje sencillo logra mostrar un recorrido autobiográfico, con imágenes poéticas que brillan entre narraciones del día a día.
En tres apartados ,“La herrería de Don Marcos”, “La invasion paulatina” y “Me gusta dormir en casa de mis amigos”, 33 imágenes e igual número de textos, el autor de forma generosa deja abiertas las puertas de su casa y de su escritura poética desde esa ciudad de paso.
Anécdotas que muestran a una familia que trafica con historias, tejidas en hilos que a fuerza de ir y venir, hilvanan la frontera. “El album de las rejas” pone en evidencia lo porosa de esta frontera y esta barda que parece a veces que tiene filo de guillotina enterrado en el piso, lista para elevarse, pero en el que también habitamos personas y linajes que construimos nuestras vidas en ambos lados. 
La experiencia de cruce geográfico, sí; pero también la de cruce entre la imagen y la palabra. Entre lo que me contaron y lo que viví. Entre lo que viví y lo que vi en una foto y ahora recuerdo. Entre el tipo de cambio a 7.80 x 1, y la noción de que, como dice Omar en uno de sus versos: La madera como la memoria es inflamable.
Recuerdos añejos y presentes. La frontera, sí, pero también la blogósfera, las fiestas, los amigos, un bosque en el que todos los árboles tienen etiquetas con nombres científicos y comunes, en un viaje como esos en los que después de girar con los brazos abiertos y viendo al cielo, caes al piso con la luz de la luna en la vieja cara de niño, para poner la mirada en la puesta en escena infinita.

Además diez razones (no literarias) para leer “El album de las rejas”:
1)     Para recordar que 10 de cada 10 padres morirán en esta vida.
2)     Para recordar los tiempos blogueros y al Rafa. Qué otro? (Rafita, Rafa Saavedra).
3)     Para disfrutar momentos de nostalgia del presente.
4)     Ver a Omar de chiquito en sus fotos.
5)     Para atisbar la porosidad humana de las divisiones geográficas. Recordar que la línea fronteriza la hemos aprendido a ver en los mapas (y que está representada con la barda, pero que la barda tiene agujeros por los que pasa más que aire).
6)     Para querer abrazar a Don Marcos y a Doña Sara.
7)     Para saber que no debes invitar a Omar a una fiesta en tu casa muy tarde.
8)     Para confirmar que los regresos siempre son más cortos / al recuerdo.
9)     Para que te den ganas de caminar por los restos arqueológicos de tu infancia.
10) (Se los dejo abierto, para que ustedes mismos lo lean y encuentren su propia razón para leerlo y releerlo. Estoy segura que encontrarán muchas.)

*“El album de las rejas” fue publicado por Ediciones Liliputienses, de José María Cumbreño.

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