29.10.17

Todo inicia y termina con una pregunta


Todo inicia y termina con una pregunta. Wong Kar Wai tiene varias para mí esta noche de letras y silencio. Me doy cuenta que he recuperado el gusto por las noches, tal vez porque es mi tiempo más claro para escribir. Que también mi vena cursi ha resucitado un poco (para bien, para mal o como característica). No sé si esperar a que el resto de mí resucite o mejor lo reinvento antes.
Esto de las nuevas vidas como que antes no se me daba. Ahora la curiosidad me mueve. Me llama dormir al igual que me llama la vida. Oscilo entre el sueño y una energía muy viva que me cansa el cuerpo y las emociones. Las palabras me resuenan como si tuvieran eco al ser nombradas o pensadas. Siento al instante los desequilibrios y me he dado cuenta que descompongo aparatos eléctricos cuando tomo malas decisiones (llamémoslas decisiones tipo Juego de la Oca, para no calificarlas). Me gusta más caminar y he recordado que me encanta encontrar personas con quienes conversar. Me encanta preguntar y contestar (tanto, que hace años pensé que esa sería mi profesión; tanto, que hace 10 años elegí otra profesión relacionada con preguntar.) Amo conversar y encontrar con quien hacerlo. Soy conversadora profesional, no lo tenía en cuenta, o la prisa fue ocupando el lugar de las palabras. Eso.
Cuando me estanco, los brazos se me entumen. Mi cuerpo me habla y en estos días estoy recordando responderle como lo haría con mi mejor amiga. Procuro acompañarme de música y redescubro canciones y géneros que me conectan. Curiosamente ahora no me interesa mucho el cine y sus historias, pero varias escenas de Wong Kar Wai me rondan obsesivamente. Se mezclan con Simic y sus poemas que llevo en mi mochila y me automedico, que releo bajito cada que me atropello por costumbre. Y las palabras escritas esas están siempre. Están las coincidencias y el flujo que me lleva a salvo, tan agua; que me regresa a mi lugar de origen, tan tierra.
Todo este debraye, para contestar la pregunta que no me he formulado tras recordar Chungking Express. Tal vez la respuesta esté en alguna escena de lluvia de In the mood for love. O en sus personajes que fuman de forma tan bella y en sus silencios.
Todo esto como parte de una pregunta loca que tal vez no sea dicha. Como sea, será perfecto; ya es perfecto. Agradezco especialmente cada coincidencia. En verdad cada presencia es valiosa, cada día. Desde hace tiempo este viaje es sagrado.
No tengo mi pregunta, pero sí la tuya: ¿también te llama el precipicio?

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