Ayer. Día oscuro en el que parece que no hay nada qué elogiar. De
rebotar como pelota de frontenis una y otra vez contra el mismo muro de
burocracia, preguntándome si tal vez de tanto ya tengo un brazo de
piedra o ceguera selectiva. No saber (otra vez) si sigue teniendo
sentido. Terca e idealista no es una buena combinación en este caso.
Llorar de impotencia frente a la máquina
que todo se lo come, como si hubiera algo qué hacer ante ello. Ni
siquiera son las personas. Es el sistema y no creo que cambie (dejo
abierta la posibilidad, como siempre). No cambiará pero sí tal vez
llegue a cambiar mi obsesión por pelear con molinos de viento. Y es lo
mismo eso a que todo cambie.
Cada uno libra sus batallas. Creo que
mi proceso de selección de las mismas necesita calibrarse. Anoche me
tardé todavía más en regresar porque se había metido una rata (que no
vi, pero que imagino negra) entre unas cajas. Qué simbólico.
Soy tan
terca que de esto también quiero aprender. Tirada en el piso como la
pelota después del juego, toda despelucada. Sabiendo que la pared es
indestructible. Pero también sabiendo que no quiero irme a encontrarme
con esa misma pared reencarnada en ninguna otra parte.
Buscando el
lugar desde dónde poder enfocarme en lo que sí quiero que suceda. Y si
hay algo bueno qué decir es que en todo esto sé que estoy acompañada,
ahora más que siempre, y eso también hace que la tuerca de este
escenario gire un poco (sólo un poco) hacia la derecha.
Soy Paty Blake: habitante de letras y árboles; del tiempo y los no-lugares. Escritora, terapeuta gestalt y promotora de lectura. Bloguera (aferrada) desde 2002. Este árbol es de letras escritas en Tijuana, México.
10.12.16
2.12.16
Escribir lo cotidiano. Día 40/100
Una vez creí ver o vi otra vida. Estaba en un cuarto de paredes de
piedra, como un fuerte o un castillo. Todas las paredes estaban
cubiertas de libros y había una ventana. Ese era un lugar seguro donde
yo me resguardaba de algo.
Hoy acomodaba en mi maleta unos libros y me di cuenta de que esos objetos me hacen muy feliz. No imagino una vida sin libros. Supongo que tiene algo de apego pero esta vida mía incluye y seguirá incluyendo libros y lectura.
Hoy acomodaba en mi maleta unos libros y me di cuenta de que esos objetos me hacen muy feliz. No imagino una vida sin libros. Supongo que tiene algo de apego pero esta vida mía incluye y seguirá incluyendo libros y lectura.
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#escribirlocotidiano,
The 100 day project
1.12.16
Escribir lo cotidiano. Día 39/100
Me preguntaba cómo tener tiempo para escribir. Como si el tiempo fuera
algo que llegara de repente, tal vez en un paquete de regalo o como una
aparición sobrenatural. Ese tiempo que me regalaron cuando nací. Ya está
en mis manos desde que empecé a distinguir colores, balbucear y
aprender todas las cosas que uno aprende cuando llega a este mundo.
Tiempo para escribir. Nadie va a llegar a darme algo mío que no tiene.
Desde el piso 18 libero mis ojos sobre este pedacito de Guadalajara. Me imagino las historias que habitan dentro de los carros, en las banquetas, detrás de las paredes, debajo de los techos. Tal vez alguien ahora mismo se asoma a su ventana en otra parte y siente esto mismo en el estómago y pecho. Y se da cuenta que la escritura también lo habita.
Tiempo para escribir. Nadie va a llegar a darme algo mío que no tiene.
Desde el piso 18 libero mis ojos sobre este pedacito de Guadalajara. Me imagino las historias que habitan dentro de los carros, en las banquetas, detrás de las paredes, debajo de los techos. Tal vez alguien ahora mismo se asoma a su ventana en otra parte y siente esto mismo en el estómago y pecho. Y se da cuenta que la escritura también lo habita.
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