2.11.15

Escribir lo cotidiano. Día 7/100

Una fuente puede servir para sentarse a platicar. Para imaginar que los peces se acaban de ir. Para preguntarse de dónde viene el agua. Para estirarse y tratar de tocarla. Para cambiarse de lugar alrededor de ella a ver cuál es el lugar ideal para estar. Para sentarse y ver que mucha gente pasa. Para ver a alguien en silla de ruedas y preguntarle por qué va sentado. Para sentir que caen gotas de repente y empieza a llover. Para no correr cuando te percatas que la lluvia arrecia, sino abrir los brazos y tratar de atrapar con la boca una gota, sonriendo.
Todo eso lo hizo un serecito de poco más de 1 metro al salir del cine. Esto sucedió un día en que los muertos visitan a sus vivos. Mientras, en la fuente el agua en constante movimiento, como la vida.

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