23.8.13

El Aleph

Anoche, repentinamente llegó el nombre. Lo bautizamos, o algo parecido, aún sin haber nacido todavía. En la madrugada, hasta ceremonia tuvimos, bendiciones con proceso terapéutico, chamana y acompañantes incluídos. Todo tan vivo tan inolvidable. Nunca me había pasado de forma tan clara, tan presente. Sucedió como una bendición-sanación en este proceso mágico de gestarse una vida en mi cuerpo. Una vida tan amada, preciada, tan bien recibida. Agradezco a quien quiera que sea que vino de forma tan generosa. Lo agradezco con el corazón, infinitamente, un bien de vida para mi hijo.
Al final llegaron muchos animales a visitarnos. Y todo fue con la claridad de aquella casa gigante, laberíntica, blanca.