5.9.11

lluvia

amo la lluvia y es septiembre. y me siento agradecida.
y ahora mismo llueve muy levemente.
qué más puedo pedir?

1.9.11

una palabra

esa fue la razón: una palabra. aquí también. daba igual parís o perú. parcela o paraíso.
nada tiene que perder quien ya perdió todo. vendió su casa y deshabitó su cuerpo ambulante.
las casas vacías también son refugios. y son inicios ficticios.
nada tiene que perder quien quiere vivir.
esa fue la (verdadera) coincidencia.

sobre la infinitud

en el blog de j.p., http://johnpluecker.blogspot.com, encontré un poema llamado "la ciudad", del poeta sueco werner aspenstrom (con diéresis sobre la o).
pero no voy a poner aquí ese poema, que por cierto me gustó mucho y me atrajo especialmente porque habla de una de mis recientes y no recientes obsesiones, sino otro, que también ejemplifica muy bien algo que todavía no sé nombrar pero que el poema dice muy claramente:

"La infinitud y el pan"

Enfermo en la cama, atado a dos tubos,
trato de imaginarme la infinitud.
Levanto el tejado del hospital
como el astrónomo abre de noche
la cúpula del observatorio.
La eternidad no ha cambiado mucho
desde la última vez que pensé en ella:
cabello blanco, sin arrugas, ni hombre ni mujer.
A lo lejos en la inmensidad de hielo de la infinitud
el astrónomo ve acercarse a alguien.
Es su mujer, que respira serena.
También respira lo que lleva en la mano,
un pan, recién horneado, con pasas de Corinto.

Södersjukhuset (Hospital del Sur) 28.09.96

*gracias a francisco uriz, quien navegó entre las galaxias de los lenguajes y nos trajo un reflejo de este poema, desde el sueco al español.