31.8.09

habitar(me), vacaciones hacia adentro y con trapo sacudidor y escoba (que no de bruja esta vez) en la mano

Casi 15 días de hacer esos detalles que generalmente dejo para después. Estas vacaciones son diferentes a todas las que había tenido antes. Son las primeras nuestras vacaciones. Tal vez en otro tiempo hubiera planeado con tiempo un viaje lejano, conocer una nueva ciudad, caminarla. Pero esta vez fue diferente. Entre salir a otra parte, decidimos dedicar las nuestras vacaciones a estar en la cabaña y darle cariño. También a acondicionar nuestra nueva otra cabaña-estudio. Es un trip diferente, como tantas cosas han sido felizmente diferentes. Esta vez ha sido caminar hacia adentro, en lugar de recorrer mucha superficie de mundo con una mochila en la espalda (mejor elegiría una maleta de rueditas).
Es la primera vez que veo un espacio nacer desde cero, así en todas sus etapas. Desde quitarle el piso, lavar el otro piso, ver el cambio de puerta, la pintada, la puesta de repisa y clavos, el arreglo de marcos de ventana, el uso del bam para desinfectar todo, y mientras tanto, imaginar cómo será nuestro lugar, nuestro estudio, cómo lo habitaremos. Comprar los muebles, escoger mi escritorio, mis cajones, transportar mis libros, elegir los colores. Comprar plantas y plantarlas, construir y construir. Todo ha sido todo un viaje.
Ahora tengo mi casita en el árbol. Mi espacio donde habito con todo lo que me gusta de este mundo. Debe ser que alguna vez algo hice bien, o algo así. En el proceso, un día pensé que esto era tan parecido a lo que había imaginado alguna vez hace años. Y bromeé conmigo misma diciéndome que ya solo faltaba el telescopio. Y zaz que subo a los pocos días y ahí estaba el telescopio que llevo R, sin que yo le hubiera contado algo.
Esta es parte de mi vida ahora. Y desde ese lugar me invoco a mí misma. Capaz que esta vez aparezco durante tiempo más seguido. Capaz que ahora me gusta el lugar y me quedo conmigo.

(Me gusta escribir con uñas moradas)

17.8.09

sobre vivir

pasar de sobrevivir a vivir. aunque lo primero sea una costumbre. recorro blogs y veo nostalgia en muchos textos (eso se llama proyección). hay quien habla de que encuentra formas de sobrevivir. sé lo que es. y también sé qué es estar contenta con eso (o conforme) y no buscar más allá. y también lo que es tomar la nostalgia como una colcha de plumas, cómodamente triste, cómodamente dolorosa. tendría que decir, encantadora. encontrar caminos es una fortuna, sí. lo es, y también es una cajita escondida. y también es una cajita visible. según.
todo esto me lo digo, me lo escribo.
qué útiles son los espejos.

4.8.09

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qué fortuna ser sobreviviente de tales días. desde este lado tienen un extraño brillo, cobrizo, como de escarabajo volador, bello y sádico al mismo tiempo. qué fortuna haber cambiado los cerillos y los leños aún en medio de un bosque tan fresco -el abanico tras el cedro acartonado-. qué fortuna cambiar los cerillos y los leños por otros verdaderos, e inaugurar tal tiempo precisamente en medio de un bosque infinito, más verde de lo que podría imaginar. y luego vivir en un jardín acompañada desde adentro, eso es verdadera fortuna.
empezar a relatar debe ser señal de algo bueno.